Y llegaste a mí como una oleada de colores de miradas perdidas y con sabores despertándome del sueño y contagiándome la vida. Llegaste para ser una nueva música a mis oídos listos para el compás de un baile sin máscaras y mira que no somos tan distinto por ello me permito creer. Nunca he creído en el destino tampoco es que ahora sea distinto pero la era casualidad de cruzarnos ese momento dio un nuevo giro a mi monótona vida. Llegaste con la caída de otoño de ojos serenos en un cielo apacible déjame acariciar tu tristeza hasta que la última lágrima cese y así contemplarte sonrisas de a besos.
Deja un comentario