La oscuridad se apoderó de mí

Sigo preguntándome si Afrodita
vertió en mí algo de su amor,
pues destruyo los corazones cual dinamita
sintiendo el peso de la culpa y su clamor.

Tengo por atributos todos los pecados
cuando nadie vino a proteger el candor de un capullo,
Lilith me cantó una canción de cuna para dos
asubiándome de la vorágine en medio del barullo.

Vino en mi sangre
y oscuridad en mi alma,
solo queda saciarme
pues no existe la calma.

En el raso de la noche
una brisa bría me acaricia
es Nyx que con su manto me cubre sin reproche
mandando mis sentimientos al Tártaro trayéndome alivia.

La oscuridad se apoderó de mí
y yo vencida caí a sus pies,
soy parte de ella
ella es parte de mí.

Soy sombra, 
soy lujuria,
soy todo lo que me han prohibido,
soy todo lo he querido.

Una respuesta a “La oscuridad se apoderó de mí

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